sábado, 22 de enero de 2011

Recogiendo caracolas

La crisis ésta está haciendo daño. Mucho.
Diferenciando entre las personas que no tienen problemas económicos para vivir en el sistema que rige los designios de occidente, de los que sí los tienen, que además coincide con las personas que engloba la masa obrera, la cosa va mal para todos.
El sistema no sirve y además se hunde. No puede pasar otra cosa que desaparezca, arrasando a coletazo limpio todo lo que se encuentre en su camino, sin ninguna consideración.
Más de 3/4 partes de la humanidad se está muriendo de hambre, enfermedades y miseria, mientras que el resto se centra en trabajar soñando con el día que pueda dejar los aperos.
La Tierra está harta de una especie que ha desnaturalizado prácticamente toda su biodiversidad, al tiempo que ha sembrado la atmósfera de gases, virus, bacterias y otros elementos nocivos que están acabando con ella.
Contemplo el panorama y, como por naturaleza soy positiva, pienso que mis hijos lo van a tener tan difícil, que no les quedará más remedio que potenciar su imaginación para, con los medios con los que cuente, construir otro mundo más sano que nos acoja hasta que el sol sea Nova. No les quedará más remedio si quieren vivir.
Por ello, desde el presente actual que se desintegra, salvemos la conciencia que nos quede y que prevalezca la solidaridad por encima de todo. Aviso que no estoy apocalíptica, ni utópica. Sólo estoy aquí, con la crisis que nos lo anuncia.

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