martes, 10 de noviembre de 2009

Relato pequeño y....... ¿chulo?

Hace unos años escribí un pequeño relato que deseo mostraros. Cuando la memoria se encuentra un poco ausente, siempre es bueno repasar lo escrito. Espero que os guste. No es muy largo, además creo que es medianamente entretenido.

EL DEDO DIJO SÍ
Juan tenía miedo y su mente asomaba al abismo. ¿Pero qué decía? ¿Miedo él, todo energía y voluntad? Bobadas de mujeres que no entienden de responsabilidades. Ella sólo piensa en el pequeño y en la casa, que es mi casa y mi pequeño. ¿Pero qué más quiere?
Si soy seguidor del Barça pues es lógico que me guste ver el partido, y si se pone tonta me voy al bar con Antonio y ya está, ¿pero qué se ha creído?
Como ahora, ¿por qué tengo que estar pensando en ella aquí y ahora?, ¿es que sólo me va a servir para distraer mi mente en los momentos de la importancia que estoy viviendo? No, no y no. No me da la gana. Porque al final voy a convencerme de que de verdad tengo miedo, y eso es mentira.
Sudo, sí, claro que estoy sudando. ¿Y quién no, sabiendo que en tus manos están destinos y vidas humanas? Que si ya no te gusto, que si no me quieres, que si mira qué juego de macetero. Bobadas. Sé que no tiene muchas salidas pues no estudió, y de trabajo sólo sabe servir. Además de que ¿para qué me arriesgo yo si no es para que ella pueda tener la vida que quiere y olvidarse de servir?
Todo está controlado y en su sitio, que por algo soy el mejor. Y es que a habilidad no me gana nadie. Bueno, mi boba particular sabe imprimir un juego de manos en el asunto que te deja sin respiración. ¿Demuestra eso que la habilidad está unida a disponer de una mente clara y precisa? No. Sólo demuestra que la práctica también puntúa, y 7 años son 7 años. Hummmm, ¡qué joya de mujer si no fuera por lo que en realidad comporta! No, no estoy diciendo que sea una carga. Aunque cada vez necesito más carretillas para cargar con sus humos, su comodidad y su despreocupación por mis asuntos.
Recuerdo que el otro día vi que se había gastado 6.000 pesetas en la peluquería. Me parece bien, pero si lo sumas a las 1.000 pesetas que diariamente me pide para el pan y el tabaco, ¿no se pasa ya un poco? Echando cuentas, me sale por unas 50.000 pesetas al mes sólo en sus cosas. Sumas la casa, el niño, los impuestos y yo, y al final rebasamos las 200.000 pesetas al mes. ¿Es que no ve que si no fuera por mí estaría muriéndose en la miseria?
Continúo sudando. No tengo miedo porque mi sentido del honor no me permitirá fallos. Es fácil. Seguridad, firmeza, confianza.
Y eso me sobra. Lo he demostrado y por eso estoy aquí. Un movimiento, sólo un movimiento en falso y ......
Todas son unas lagartas. Mi madre me lo decía, aunque yo no la escuchaba. Mamá murió y se ha librado de sufrir el conocer a Carmen. Y mira que era guapa. Y parecía buena y tan hacendosa. Ahora la plancha está en la canasta (dice que no tiene tiempo), ha abandonado (ligeramente) la práctica de sus habilidades, y pesará los 62 kilos seguro. ¿Qué sería de ella sin mí? No quiero pensarlo.
Sudo más cada vez y es que el tiempo pasa, pero yo aquí, segundo a segundo para que el momento preciso sea perfecto y sorprendente. Porque no todos tenemos la misma habilidad. ¡Qué va! La mía es natural y está unida a unas facultades fundamentales en mi mente, que sabe cuándo ha llegado el momento, el preciso. Y no creo que pida mucho. Sólo que todos sepan que soy feliz porque todo es perfecto. Y si Carmen no cambia, toda mi seguridad se vendrá abajo. Pero si me separo será peor. Sé que ya no confiarán en mi capacidad, que estarán convencidos de que mi presión personal pueda descompasar una décima de segundo de la precisión necesaria para no sucumbir en ese abismo que es el libre destino. Intuyo que llega, así que, Carmen, aparta a un lado que he de sentirme yo.

“Llegó el momento, el dedo dijo sí, y la ventana del ordenador inició la orden de entrada situando el primer cliente de la subasta del bacalao en la primera casilla”. Eran las 5:30 horas en punto de la mañana y continuaban siendo los primeros. El abuelo de su jefe podía estar tranquilo. La tradición era seguida con un manifiesto aprobado de aptitud que le permitiría conservar la imagen que durante tantos años había mantenido a la familia al frente del gobierno del Ayuntamiento. ¿Es que no podía Carmen aprender del ejemplo ajeno y ver lo que significa la familia en cuanto a estabilidad de nuestras vidas. Pero claro, es un poco bobalicona y nunca podrá alcanzar a entender que debe su vida a mi compromiso de responsabilidad. Y es que siempre cumplo el trabajo a satisfacción.....”.

4 comentarios:

  1. ¿Un viejo relato?
    A saber cuántas cosicas tienes por ahí guardadas...
    Un besito

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  2. Hola María. He estado dando un vistazo a tu blog. Me gusta. Al ver el post para ayudar al chico iraní, he ido corriendo al correo para coger el último enlace que tengo de amnistía (es del 5 Nov.). A ver si se consigue impedir esta nueva lapidación, que la verdad ... no me explico como podemos estar cada dos por tres, con estas atrocidades y los gobiernos europeos haciendo tan poco.

    Hay que firmar (el que quiera ¡claro!) y pasar el enlace.
    http://web.es.amnesty.org/iran-lapidaciones/

    Continúo viendo el blog. Saludos

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  3. Me he reído mucho con la crisis narrada por el roto. ¡Cuánta razón tiene!
    Volveré otro ratiilo.

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  4. Gracias por estar ahí, yo continúo a mi manera

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