Se me va la cabeza, así como un leve mareo, pensando en cómo seré de mayor. El contacto con jubilados y pensionistas aporta mucha semilla para comprender la muerte, pero en la vida te identificas con sensaciones comparativas de física, química y conciencia. Es tan diferente la vida que tuvieron nuestros abuelos a la actual, que me resulta difícil, tan dificil como a ellos, entender de qué va todo.
Si yo no he tenido un arado en mis manos ¿cómo puedo mirar las manos de los mayores con cierto desdén por lo estropeadas y rugosas que están? Si en mi juventud más tierna luché por la libertad y ésta se consiguió sintiéndote protagonista de la historia ¿cómo me siento con derecho a acallar la voz cascada o inflamada de exabruptos cuando nos habla de guerra entre hermanos, envidias, sufrimiento y hambre?
No puedo analizar mi sensación pensando en ellos como "abuelos", pues ya ha quedado lejos esa conciencia sólo por vivir. Tampoco podría posicionarles como "padres" al tener a buen recaudo el amor y el recuerdo de los míos.
Las dudas se disipan cuando la palabra "amigos" suena bien y cercana para comunicarnos. Y ahí entra ese leve desvanecimiento de la razón razonada ¿de verdad me queda tan poco para situar la relación conmigo sólo con mirar mis manos, escuchar mi voz y entender mis argumentos?.
¡Pues al carajo todo!. Total tenemos que vivir lo que vivamos, así que los amigos que nos encontremos hagamos que formen parte de nuestra realidad; y si además son mayores y jubilados, mejor que mejor. Nunca está de más aprender lo que se pueda.
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