Es obligado hablar de vacaciones en julio, agosto o septiembre; pero sobre todo en agosto, el mes de vacaciones por excelencia para los españoles, gallegos, catalanes y vascos. Obviando los trabajadores temporales, que en estos meses trabajan facilitando las vacaciones y el ocio a todos los desocupados laborales vacacionistas, el resto disfruta como puede de un tiempo en días que le permite desconectar de todo lo que es su vida cotidiana durante meses y meses.
Pero ya está bien de justificar, y paso a explicar con alegría mi estancia de 10 días en casa de mi hermana, a la que tanto quiero, y cerca de otra hermana (a la que no quiero menos), sobrinos/as y cuñaaaaooos.
Sólo poder ver, palpar y oler todo el ambiente que envuelve a tus seres queridos, reconforta de la lejanía de vivencias. Comprobar cómo nos hacemos mayores, viejos, nos permite el estímulo de aprehender las vivencias del sentido y los sentimientos de quienes te conocen y te quieren sólo por ser tú, tú mismo/a.
Después, la partida, la lejanía otra vez de todos. Pero con nuevos recuerdos y saberes familiares de esos a los que quieres, y con la certeza de que su recuerdo de los días contigo, queda plasmado en fotos y vivencias cotidianas que te hacen seguir existiendo para ellos.
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